martes, 7 de diciembre de 2010

Carreras de Autos



Las carreras de carros eran uno de los deportes más populares de la antigua Grecia y Roma. Solían ser peligrosas tanto para los aurigas como para los propios caballos, quienes con frecuencia sufrían serias lesiones, llegando incluso a fallecer. Este deporte generaba un fuerte entusiasmo en los espectadores comparable al actual interés por el automovilismo. Algunos de los aspectos de la organización de las carreras de carros se equiparaban a las actuales prácticas en deportes profesionales. En las carreras de carros, según el estilo romano, los equipos estaban formados por los diferentes grupos que la financiaban, compitiendo a veces por los servicios de los conductores más expertos. Estos equipos tenían un gran apoyo por parte de los espectadores, lo que en ocasiones provocaba disturbios entre los seguidores de los diferentes equipos. A veces los combates eran politizados, de modo que el deporte comenzó a ser algo más que las carreras en sí mismas y empezó a afectar al total de la población. Esto ayuda a explicar por qué los romanos y más tarde los emperadores bizantinos tomaron el control de los equipos y designaron a varios funcionarios con objeto de supervisarlos. El deporte comenzó a perder importancia tras la caída del Imperio romano de Occidente, aunque sobrevivió durante un tiempo en el Imperio bizantino.

Primeras carreras de autos



Se desconoce cuándo comenzaron exactamente estas carreras, pero podrían ser tan antiguas como los propios carros. Se sabe que estas carreras existieron en el mundo micénico, ya que se han encontrado evidencias artísticas de este deporte en la cerámica de dicha civilización. Sin embargo, la primera referencia literaria a las carreras de carros es la descrita por Homero en el libro de la Ilíada, en los juegos fúnebres de Patroclo. Los participantes de esta carrera fueron Diomedes, Eumelo, Antíloco, Menelao y Merión. La carrera, que consistió en una vuelta alrededor del tocón de un árbol, fue ganada por Diomedes, que recibió una esclava y un caldero como premio. También se dice que el acontecimiento que fundó los Juegos Olímpicos fue una carrera de carros; según la leyenda, el rey Enómao desafió a los pretendientes de su hija Hipodamía a una carrera, pero fue derrotado por Pélope, quien fundó los juegos en honor a su victoria.